Parte de esto implica saber exactamente dónde funcionan los procesos de gestión de nóminas y, lo que es igual de importante, dónde no funcionan. Ya sea por falta de tecnología adecuada, de integración o de responsabilidades, solo el 50 % de las organizaciones dispone de métricas para medir el rendimiento, y el 36 % no lo mide en absoluto, lo que significa que están perdiendo información valiosa y oportunidades de introducir mejoras.
Aunque no es necesario que un departamento asuma la responsabilidad exclusiva, es fundamental tener una estrategia clara en materia de nóminas. Esto debe apoyarse en un marco de gobernanza que defina quién es el responsable, detalle la funcionalidad necesaria y garantice que los procesos existentes estén bien integrados para una toma de decisiones eficaz.